Infancia es Destino

 
 
En uno de cada tres hogares Existe maltrato
CNDH

 

Lo hijos son el sentido de la vida, los hijos son dadores de felicidad, si le preguntas a una señora cuál ha sido el día más feliz de su vida te dirá sin pensarlo que cuando dio a luz a su primogénito, cuando lo vio en sus brazos.

Los recuerdos más bonitos de la infancia se remontarán al momento de la primer sonrisa, o cómo olvidar el reflejo de prensión, o cuando aprendió a gatear, cuando aprendió a aplaudir, cuando dio sus primeros pasos, o cuando comenzó a decir “papá” o “mamá”.

¿En qué momento se perdió la magia? ¿en qué momento se esfumó el encanto? ¿en qué momento dejaron de ser aliado para convertirse en enemigos? ¿cuándo se rompió esa simbiosis? ¿cuándo el papá o la mamá deciden socializar a la bestia? ¿en qué momento optan los papás reprimir el “Ello” de su hijo para que surja el “Yo” y dejarle el terreno preparado para la instauración del “Superyó”? o en otras palabras ¿en qué momento se cortan las alas del infante y lo convierten en un engranaje más de la sociedad?

Según las estadísticas ocho de cada diez niños sufren maltrato infantil ya sea psicológico físico o sexual.

La sociedad en su intento por reparar los daños cometidos a sus ciudadanos más vulnerables les ha inventado unos días de festejo, es así que tenemos el día del niño, el día de la madre, el día de la mujer, el día del abuelo por mencionar solo algunos.

¿Qué hay detrás de esos festejos? En psicoanálisis conocemos un término que se denomina “reparación”, en donde el sujeto que ha dañado al otro (llámese pareja, hijo, madre etc.) intenta “reparar” o “resarcir” el daño, es decir el motor que guía la conducta altruista es el sentimiento de culpa.

Tenemos pues la culpa como el motor que guía la conducta humana, para entender un poco mejor lo aquí esbozado pondré un ejemplo: llega el señor  -que por lo regular es muy parco en sus expresiones- con un ramo de rosas, así nomás porque sí, abraza y llena de besos a su esposa (cuando antes ni la volteaba a ver).

¿Qué hay detrás de un regalo? Un sentimiento de culpa, las mujeres muy entendidas en el asunto ya lo han sospechado, cuando el marido llega con un presente (rosas, chocolates, dinero…) lo primero que la mujer piensa es: “! ¿Y este que trae?!”  “¿y ahora que mosco le picó?”

Se acerca el día del niño, los papás preparan los regalos, los juguetes, lo sacan a pasear para compensarle los golpes, las vejaciones, al “Rey del Hogar”, o también podemos comprobar lo aquí escrito yendo un domingo a cualquier parque; allí se ven los papás todos desvelados, por haber llegado en estado inconveniente al hogar a las cinco de la mañana, pero eso sí, al hijo hay que cumplirle.

Es inevitable la doble moral de la sociedad en turno, es el eterno ensayo reiterado, es la “compulsión a la repetición”, la puesta en escena de la obra magistral “El extraño caso del Dr. Jeckill y Mr Hyde”. ¿Se puede hacer algo? la respuesta es muy ambigua, cada quien puede hacer bien su trabajo como padre de familia, educarlos bajo la pedagogía del amor, si todos hiciéramos lo que nos incumbe otra sociedad tendríamos, pero ¿qué es lo que tenemos?

El resquebrajamiento que estamos viviendo en la actualidad tiene su génesis allí, precisamente en la familia. Lo que estamos viviendo (narcotráfico, violaciones, pederastas, secuestros) todos son perpetrados por miembros  que alguna ves compartieron el espacio y el tiempo con algo denominado familia. La familia como núcleo de la sociedad. Es ahí en el Hogar, ese lugar sacrosanto en donde se dan los mejores festejos, en donde se reúne toda la familia extensa a festejar las mejores reuniones, los más exquisitos aquelarres en honor al niño, al abuelo, a la madre, a la mujer… es en la familia en donde se engendra tanto el remedio como el veneno, el paliativo o el ántrax y el cianuro, lo que pudre o lo que alivia a la Sociedad…

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@CarlosMorenoMx